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El acompañante terapéutico: el sostén para salir adelante

Conocé el detalle de las funciones más detacadas del Acompañante Terapéutico.

La contención que ofrece como herramienta fundamental, constituye la primera función del acompañante terapéutico, cualquiera sea el momento del proceso en que se hallen los pacientes. El acompañante terapéutico se ofrece como sostén, auxiliando al paciente en su imposibilidad de delimitarse a sí mismo. Acompaña y ampara al paciente en su desvalimiento, su angustia, sus miedos, su desesperanza, e incluso en aquellos momentos de mayor equilibrio.

Se trata de una estrategia terapéutica para ayudar a sostener la continuidad en los tratamientos, ambulatorios o no mediante la contención y asistencia al paciente y muchas veces a su familia. Además, favorece el desarrollo de la iniciativa y la voluntad, que pueden ser débiles, en algunos casos y contribuye a la realización de actividades de la vida cotidiana que la persona no realiza por sí misma.

El Acompañante Terapéutico es para su paciente un “referente”, incluyéndose como tercero, opera en el vínculo a la manera de organizador psíquico que lo ayuda a regularse.

 

Funciones más destacadas del Acompañante Terapéutico

Las funciones más destacadas del Acompañante Terapéutico son:

  1. Motivar la continuidad de los tratamientos, acompañando los cambios emocionales del paciente en relación al mismo y promoviendo la resiliencia humana y la planificación de la esperanza.
  2. Favorecer el intercambio con el medio social, funcionando como un semejante con quien compartir actividades recreativas, laborales y/o educativas, ofreciendo presencias en los lugares donde el acompañado desarrolla sus actividades, realizando salidas a la vía pública y creando nuevos contextos de desarrollo para el paciente.
  3. Ofrecer un espacio de diálogo donde lo subjetivo se pueda expresar a través de la palabra, acompañando con una escucha empática.
  4. Acompañar al paciente y a su familia en sus cuadros afectivos, mediando en posibles situaciones de conflicto, apuntando a generar convergencia.
  5. Promover calidad y estilo de vida, reduciendo factores de riesgo y potenciando factores protectores.
  6. Fomentar la capacidad creativa del paciente, favoreciendo una adaptación activa y aportándole una vía de expresión.
  7. Favorecer el desarrollo de las potencialidades sanas del paciente, potenciando las posibilidades y capacidades del sujeto y apoyando en lo anímico y lo concreto la realización de actividades.
  8. Cooperar con la construcción de una cotidianidad y un vínculo beneficioso para el paciente, otorgando un espacio más de producción subjetiva.
  9. Facilitar las condiciones que le permitan el diseño de hábitos sanos.
  10. Limitar en situaciones interpersonales en donde el paciente pueda resultar perjudicado.

 

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