Con las siguientes líneas queremos complementar la información alrededor de la Tecnicatura Superior en Acompañamiento Terapéutico Integral que ofrecemos en el Instituto Intercambio. El Título Oficial con validez nacional que otorga es Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico Integral con orientación clínico quirúrgica, psiquiátrica y gerontológica.
Recorriendo la historia de las profesiones de ayuda encontramos que, a partir del siglo XX, el paradigma médico recibe los aportes de nuevas teorías y prácticas, siendo el psicoanálisis una nueva perspectiva que aporta cambios radicales respecto a la “visión” que se tiene sobre las enfermedades mentales, diferenciándose la práctica analítica respecto de la psiquiatría.
En el historial de esta noble profesión, el Acompañamiento Terapéutico (AT), podemos ubicar sus orígenes en el mundo, después de la segunda guerra mundial, ligando su tarea a la práctica de la psiquiatría contemporánea y a la creación de hospitales de día para atender a enfermos con estos requerimientos.
Así encontramos en el mundo los trabajos de la Dra. M. A. Sechehaye, publicados en un libro dando cuenta de una de las primeras experiencias en este tipo de abordaje. (Suiza 1947). Según Mauer y Resnizky (1986), el AT se definió como una "función específica integrada a un equipo de abordaje múltiple cuyas responsabilidades ante el trabajo específico clínico son asimétricas e interdependientes”.
Es de fundamental importancia que el trabajo en equipo se establezca, para que la heterogeneidad y cooperación de los profesionales involucrados en el caso sean mantenidas, a fin de que el paciente perciba la existencia de una red de profesionales articulados y con la capacidad de contención frente a la "dispersión" inherente a los fenómenos relacionados con la enfermedad que padece.
En nuestro país la profesión cobra auge a partir de la década del ´60 con el “movimiento anti psiquiátrico” y a la preponderancia del psicoanálisis como modelo terapéutico.
Quienes promovieron la profesión fueron el Dr. J. García Badaracco, quien incluyó A.T en el ámbito de la clínica psiquiátrica.
El Dr. Eduardo Kalina, a principio de los años´70 define el rol diciendo: que “a fines de la década del ´60, surge un agente dentro de la práctica clínica psiquiátrica denominada "amigo calificado", para luego promover un cambio en la denominación adquiriendo el de “Acompañante Terapéutico (AT)”, acentuándose el aspecto terapéutico del rol profesional por sobre el vínculo amistoso.
Refiere el Dr. Carlos Stagnaro: “El Acompañante Terapéutico habría comenzado como una alternativa frente a la internación psiquiátrica, se lo requeriría para acompañar procesos de internación domiciliaria”. Ese rol estaba indiferenciado del terapeuta y su función ligada a un trabajo "extra muros", de contención en momentos de crisis.
La profesión se presentó como una alternativa en caso de pacientes con trastornos graves, en crisis o internación, ofreciendo un tratamiento personalizado y acotado a una estrategia específica designada por el médico de cabecera.
El Acompañamiento Terapéutico es un recurso imprescindible, un espacio intermedio entre la enfermería especializada y el psicólogo o psiquiatra tratante.
Su función puede pensarse como una "bisagra", evitando ciertos "hiatos terapéuticos" que se producen a partir de la salida de una internación, o cambio de profesionales tratantes, etc.
Se constituye como un "puente" que facilita al paciente el pasaje por las diferentes etapas del tratamiento y como un organizador de la vida cotidiana, contenedor de ansiedades del paciente y su familia, facilitando nuevos modos de vinculación.
El Dr. J. Moizeszowicz incluye a los A.T. en su equipo de profesionales ante la necesidad de administrar medicación a pacientes graves, cuando no hay apoyo de parte de la familia. Definiendo el rol para: “intentar encarar la enfermedad del paciente en la cotidianeidad, conteniendo al mismo y aliviando a su familia. Es útil tanto en el tratamiento ambulatorio como en las internaciones, porque en el primer caso podría ser una alternativa a la internación y en el segundo podría posibilitar un acortamiento de la misma”.
Con el devenir de los años, el A.T. se fue ampliando, expandiendo y consolidando.
El Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico Integral es un agente de salud que está capacitado para interactuar con el paciente y sus familiares, los médicos psiquiatras y psicoterapeutas tratantes. Sostiene la continuidad de tratamientos ambulatorios, en casos de dificultad del paciente o sus familiares y en caso de que los profesionales tratantes evalúen la necesidad.
Su tarea primordial es la resocialización del paciente a cargo, por su carácter de participante activo en la inserción a su medio habitual, su familia y/o marco de contención.
A lo largo de más de 50 años que lleva esta práctica en nuestro país, demostró ser una herramienta eficaz en la reducción significativa de recaídas y hospitalizaciones, así como en la reinserción de la persona al lazo social.
Surge de un pedido médico – familiar, direccionado por una prescripción terapéutica. Apoyado en los aportes de la Psicología Humanística prioriza una escucha empática que permita un vínculo paciente, familia y cuerpo médico facilitador de la resocialización y/o rehabilitación del enfermo.
Su inclusión promueve la continuación del tratamiento desde distintas instancias: el retorno al medio familiar, el paso al hospital de día hasta la reinserción del mismo en actividades laborales, educativas o recreativas, momentos todos estos de alto riesgo para la recaída de la persona, cuando no es debidamente acompañado.
En estos años se reconoce su intervención en la asistencia de niños y adolescentes con padecimientos psíquicos severos para sostener espacios educativos y socio-recreativos, evitar el aislamiento o la estigmatización, y ampliar la actividad terapéutica en la vida cotidiana, siendo una práctica cada vez más requerida en el campo de la Educación especial.
Las acciones para la resocialización de la persona se abordan interdisciplinarias desde el modelo Rogeriano y médico-psiquiátrico, intentando una profundidad relacional que permita la resignificación de creencias y constructos mentales.
Se parte de la concepción filosófica existencialista que concibe al hombre como una totalidad cuyo cuerpo puede estar enfermo pero él no es en sí mismo una enfermedad.
En la década del 60, la Psicología Humanista se impuso en Estados Unidos, siendo Carl Rogers (1902-1987), uno de sus fundadores.
Este modelo, junto a la Psicología Comportamental (Nuevas corrientes: cognitivismo construccionista), aportan las herramientas para construir el “Marco Psicológico Teórico de Acompañamiento a personas en crisis desde el enfoque humanístico integral”.
Para el humanismo la persona es concebida como un todo -organismo- organizado, dinámico y abierto, en la que existe un deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de unidad y orden. Este organismo, dice, está “constantemente en movimiento hacia niveles superiores de conciencia y de realización”. Considera a la persona valiosa por sí misma, y en devenir.
Niños y Adolescentes con trastornos del desarrollo, retraso mental, autismo y toda la variedad de las discapacidades mentales.
Adultos: Psicosis, trastornos depresivos mayores, bipolaridad, esquizofrenia y toda la variedad de las discapacidades mentales. Pacientes quirúrgicos y Gerontes.
En todos los casos, el AT no tiene como función el cuidado de la higiene ni cuidados físicos del paciente.
El acompañante terapéutico no tiene como función vigilar y controlar de manera coercitiva y menos aún punitiva al paciente a su cuidado, ya que éste es concebido como sujeto y por ende su comportamiento profesional se basa pura y exclusivamente en las reglas de una correcta y consensuada labor terapéutica, enfocada y puesta en marcha conforme a cada caso particular.
El campo de trabajo del acompañamiento terapéutico se ubica en relación a pacientes con riesgo suicida, adictos, anorexia, bulimia, depresión, psicosis, fobias, ancianos socialmente aislados o pacientes que presentan dificultades en un tratamiento.
La tarea se realiza siempre en equipo y los objetivos son planteados por el profesional tratante.
Integrado a otros tratamientos, permite su continuidad en el ámbito de la vida del paciente, con su familia y con la comunidad en la tarea de resocialización.
El trabajo del acompañamiento terapéutico sirve para sostener a un sujeto en sus actividades diarias. Se busca permitir que el paciente continúe o retome sus actividades laborales, sus estudios y sostener su inserción social en la medida en que esto sea posible.
La función del acompañante terapéutico puede definirse en relación a la estrategia que construye un psicólogo o psiquiatra en un tratamiento y a las particularidades de cada caso, la función del mismo no puede establecerse de antemano, sino que se irá delineando en relación al desarrollo del tratamiento y el enfoque centrado en esa persona.
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